En Reserva: En una ciudad desarrollada sobre uno de los territorios más áridos del planeta, nueve millones de personas conviven con 447 estructuras que representan 4000 años de arquitectura, cargadas de una memoria desconocida. Algunas empezamos a verlas. A otras, el paso del tiempo cubrió de polvo y tierra y nos cuesta entender su lenguaje, o imaginar su generosidad, en reserva.
Muchas de estas estructuras, llamadas huacas, son espacios de tensión y conflicto, que como ciudad no hemos podido leer ni resolver. Otras son lugares de juego, de encuentro y respiro, donde se redefinen las relaciones ciudadanas. Y, por otro lado, son la base para una continuidad contemporánea, que se lee en edificios como el Museo de Sitio de Pachacámac o el Lugar de la Memoria.
Como edificios, las huacas revelan estrategias de oportunidad definidas por su relación con el vacío. En esta relación se ha logrado multiplicar el uso de superficies públicas y generar gradientes. Lo público y lo privado no se separa con muros ciegos ni rejas, sino que se gradúa cambiando la dirección de los caminos, variando su ancho y longitud.
Donde un camino definido por muros de tierra nos lleva a una plaza y nos sorprende, se lee apertura y acogida. Donde una rampa conecta el territorio con una plaza o una plataforma se lee pertenencia. Las rampas y escaleras existen asociadas a la posibilidad de ser y estar. El especial uso de luz y sombra añade forma y misterio a la experiencia.
Estos edificios van más allá de la estructura misma. Su existencia ha dependido directamente de la transformación del territorio, por lo que su generosidad se puede medir en diferentes escalas. Donde faltaba agua, dejaron canales. Donde era árido lo transformaron en valles. Y donde la red se mantuvo el territorio siguió cambiando, como el canal Surco que hoy riega parques y áreas verdes de Lima.
Pero además, esas huacas hoy representan cerca de 4000 hectáreas de oportunidad como espacios públicos y espacios de identidad, en una ciudad carente de ellos.
En el pabellón, un primer espacio mostrará un gran muro donde cada huaca está representada por un nudo. En la parte de atrás estos nudos conectan con un plano de Lima, a través de 447 hilos, generando una experiencia cinética. El segundo espacio muestra el plano de Lima en el que resaltan ríos y canales y su relación con cada una de las huacas. Es un espacio más íntimo donde se muestran fotografías, videos y maquetas, sobre la pared y sobre tres mesas centrales que mostrarán las estrategias de oportunidad y a la vez la reserva de generosidad. Las maquetas subrayan el uso de rampas, plazas y plataformas en huacas. Las fotos grafican los usos actuales de estos espacios y el paralelo con edificios contemporáneos. Los videos hablan de la nueva relación que construyen grupos de ciudadanos con estos espacios.
La muestra buscará develar el lenguaje de una herencia milenaria y su posibilidad para transformar la ciudad del futuro.
Escrito por Marianela Castro De La Borda / Nov 28, 2018