Un poco de historia A mediados del 2012, Marianela CastroDeLaBorda — Directora de Proyectos Urbanos y flamante Curadora del Pabellón Peruano en la próxima Bienal de Venecia 2018 — y yo nos conocimos durante un recorrido de profesores de taller de proyectos en la UPC. Al poco tiempo nos dimos cuenta que, contrario a la opinión popular, lo nuestro no sólo era estar juntos sino más bien revueltos y así, al año siguiente, inauguramos también la oficina.
Desde el inicio de nuestra práctica profesional teníamos claro que lo que queríamos era formar un equipo interdisciplinario y no puramente urbano o arquitectónico. Detrás de esa intención había pura curiosidad. Queríamos saber más sobre cómo chambeaban otras disciplinas y cómo esa inteligencia podría incorporarse a la ciudad y sus edificios. Temíamos aburrirnos si solo nos dedicábamos a unos cuantos tipos de proyectos. Con eso en mente, dos años más tarde se nos unió Vannia Castro De La Borda — diseñadora industrial y hermana menor de Mari — como Directora de Productos.
¿Una oficina bien FANCY? “Bueno, ¿y ahora, cómo nos llamamos?” fue una de las primeras preguntas que surgieron.
No lo sabíamos bien, pero lo que sí sabíamos era que no queríamos que el estudio llevara nuestro apellido, aunque quizá sí alguna referencia. No queríamos ser Castro Yep Arquitectos, por ejemplo. Nos interesaba que el mensaje se centrara en la fuerza creativa del grupo que estábamos intentando formar y no en sus miembros fundadores.
Se nos ocurrió buscar nombres que pudieran terminar en CY. Descubrimos que no había palabras en castellano que tuvieran alguna terminación similar. O al menos, nosotros no encontramos ninguna. Además, teníamos una pretensión que todavía persiste: la idea de hacer proyectos afuera e “internacionalizarnos” algún día. Acto seguido, y sin ninguna lógica de por medio, nos pusimos a buscar nombres en inglés.
Llegamos a fancy y, de alguna manera, todas las definiciones que encontramos se ajustaban en menor o mayor medida a nuestras personalidades e intereses. Interpretamos como una señal que el mismo diccionario web separara la palabra en dos y así, en febrero del 2013, vimos la luz como FAN-CY Studio. I’ve got 99 (design) problems and our logo is (only) one of them Hay un grave problema que rodea a nuestra disciplina y que se instaura temprano en la escuela: que el arquitecto debe ser capaz de ponerse todos los sombreros, ha de saber y conocer de todo. Argumento válido sí, pero que conduce a esta idea recursera y absolutamente errónea que nos hace pensar que somos capaces de hacerlo todo y bien.
¿Empresario? Pero si yo soy recontra emprendedor. ¿Finanzas, contabilidad y administración? Tranquilo, yo sé sumar. ¿Marketing? ¿Branding? ¿Un loguito? Y no va a ser, si soy arquitecto y de los que diseñan ah, ya verás. Le meto su design thinking con su design research más y voilà, hasta en francés te lo explico. Nada más lejos de la realidad.
Para muestra un botón:
¿Lo quiere usted en español, inglés, redondito, cuadrado? Lleve casero, hay pal feis, pal insta, hay de todo señorita, caballero, anímese. Hay colores también. Hacemos arquitectura, urbanismo, diseño, retail, investigación, construcción, muebles, productos, interiores, docencia y también tamales los domingos.
Sumado a comentarios como:
"Hermanito, tu oficina, ¿Cómo se escribe?¿Fan-Cy, Fan-cy, FAN-CY, Fan-CY?"
Una vez nos llegó una invitación a nombre de FanSee Estudio Arquitectos. ¿Con qué ostra le reclamo yo a nadie la libre interpretación de nuestro nombre si ni nosotros lo teníamos claro y además lo planteamos en otro idioma?
Anda, explícaselo a alguien. Deletréalo, como lo haría Fonsi, des-pa-ci-to. No lo entendía nadie. Chau FAN-CY Studio, Hola FANCYSTUDIOLIMA Sabíamos que teníamos que hacer algo por esclarecer nuestra marca. Cambiar el nombre completamente no era una posibilidad, pues mal que bien, guión o no guión, ya habían dos o tres amigos y clientes que nos conocían como FAN-CY y tampoco queríamos confundir a nuestros cuatro fans (Hola ma, primos, amigos todos).
Gracias a un par de intentos fallidos por inscribir el nombre FAN-CY Studio en redes sociales en el pasado, descubrimos que FANCYSTUDIOLIMA era nuestra mejor opción. Todo junto, como si fuera nombre propio. Hoy, todas nuestras redes sociales están inscritas bajo el usuario @fancystudiolima.
Nueva imagen Lo que correspondía, entonces, era actualizar nuestra imagen. Tras trabajar con gente y proyectos interesantes en los últimos años, queríamos contar cómo habíamos evolucionado. Queríamos divertirnos con nuestra propia marca y mostrarle a nuestros clientes cómo podíamos hacer lo mismo por ellos.
Después de casi cuatro años, teníamos clarísimo lo que teníamos que hacer:
"Vamos a llamar a un diseñador gráfico. Esto no lo podemos hacer nosotros."
A esta etapa la llamamos optimismo.
Después de un par de conversaciones/cotizaciones llegamos a otra conclusión importante:
"No podemos contratar a un diseñador gráfico. Esto lo tenemos que hacer nosotros."
A esta etapa la llamamos resignación.
“Qué caro es el diseño, carajo”, nos dijimos a nosotros mismos mitad en broma, mitad en serio.
La primera verdad es que no era caro. En el fondo, no habíamos jubilado todavía la idea de que nosotros podíamos hacerlo y que nos saldría increíble, porque “abvia, somos diseñadores”. La segunda verdad es que costase lo que costase, nos dimos cuenta que estábamos dispuestos a cobrarle a la gente por diseño, pero no estábamos listos para pagarlo nosotros mismos. Esto eventualmente cambió, pero no fue de la noche a la mañana.
El proceso Nuestro proceso de investigación y diseño duró, intermitentemente, cerca de un año. Creamos cuestionarios, recogimos referencias, hicimos mesas redondas y nos juntamos a pensar, conversar, escribir y dibujar todas nuestras ideas.
Desde el arranque, sabíamos que nuestro logo debía tener una marca de proporción cuadrada. Las comunicaciones hoy en día son principalmente mediante redes sociales y estas así lo demandan.
Hubo muchísimos más bocetos que los que acá se puede mostrar. Después de arduos intentos por crear algún tipo de marca que sugiriera una relación con el nombre o el rubro en el que estamos, decidimos que lo mejor sería utilizar algún tipo de abreviación del nombre. Llegamos a la conclusión de que FNCY sonaba bastante parecido a FANCY, sobretodo si colocábamos el nombre (o descriptivo como le llaman los diseñadores gráficos) cerca. FNCY y sus cuatro letras nos permitían mantener la proporción cuadrada que estábamos buscando.
Como se puede observar, no tuvimos ningún empacho en utilizar todos los colores a nuestra disposición. Queríamos compartirle al mundo que lo nuestro iba por ahí: creatividad, alegría, buen humor, posibilidades, optimismo y por qué no, diversión. Nos gustaba, pero nos quedaba una sensación así como que se nos había pasado un pelín la mano.
Sabíamos que necesitábamos ayuda profesional (y de paso, un diseñador gráfico).
Remate En el 2016, y a raíz de un proyecto muy importante para nosotros y del que hablaremos pronto por acá, conocimos al gran Antonio Zavaleta, diseñador gráfico y actual bon vivant parisino.
Antonio nos ayudó a convertir un logo que nos gustaba en una identidad que terminó por encantarnos. Pero, quizá su mayor contribución fue — con su trabajo y talento — confirmar que si queremos que nuestros clientes nos tomen en serio, entonces nosotros mismos teníamos que tomar en serio nuestra propia marca y eso significaba dejarla en manos de profesionales que, como nosotros, aspiraran a dejar el mundo un poco mejor, un diseño a la vez.
A continuación la versión final de nuestra marca y sus distintas aplicaciones:
Descriptivo horizontal
Marca
Marca horizontal + descriptivo en tres líneas
Y para finalizar, una animación de nuestro logo:
No podríamos estar más contentos con el resultado y esperemos que les guste tanto como a nosotros.